martes, 3 de junio de 2014

Hay una historia. Un Sufí; un maestro iba viajando, llegó a una posada a pasar la noche con sus discípulos. El posadero le llamó y le dijo que tenía dos esposas, una hermosa, la otra fea.” Pero el problema es, dijo el posadero que amo a la fea y odio a la guapa. El maestro preguntó ¿Qué pasa? Cuál es la razón? El hombre dijo: La guapa es demasiado consciente de su belleza y se ha vuelto fea. Y la otra está demasiado consiente de su fealdad.” Eso la hace hermosa”. La que era guapa pensaba constantemente que era guapa. Se había vuelto arrogante. Muy orgullosa. ¿Cómo puedes ser bello con arrogancia? La arrogancia es fealdad. Ella se había vuelto muy egoísta- ¿Has encontrado alguna vez un ego que sea bello? ¿Cómo puede ser bello un ego? La otra que era fea y consciente de su fealdad, se ha vuelto humilde, y la humildad tiene una belleza. La humildad, sin ningún orgullo, sin nada de ego crea belleza. Así que el hombre dijo; Estoy confuso, amo a la fea y odio a la guapa y te pido que soluciones el enigma. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Por qué está sucediendo esto? El maestro llamo a todos sus discípulos: Venid también porque esto es realmente algo que hay que comprender y dijo exactamente lo que dice Lao Tse. Él también dijo a sus discípulos: “No estéis orgullosos de lo que sabes. Si sabes que sabes, eres ignorante. Si sabes que no sabes eres un sabio. Un hombre absolutamente sencillo no sabe ni lo uno ni lo otro. Si sabe o si no sabe vive sin conciencia de su personalidad. La auto conciencia es una enfermedad, de hecho vivir sin autoconciencia es realizarse. Bhagwan Shree Rajmesh Introduccion al Tao Te King
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domingo, 20 de abril de 2014

VIOLETA LA TORTUGA
Todas las historias empiezan con había una vez, erase una vez, En un bosque… Esta no es distinta a eses historias pero lo que la hace especial es que tuve que recrear todos los hechos y hablar de primera mano con cada uno de los protagonistas de este cuento para recrear el lugar de los hechos y cerciorarme a ciencia cierta cal cierta es la verdad que se dice en algunas escuelas del país pues no siempre sabemos los móviles de cómo es que un conejo se le escapa a un tigre, o como una tortuga le gana a una liebre. E aquí mi versión de los hechos. Había una pequeña tortuga que vivía en un bosque. Se llamaba violeta. Vivía en el bosque del arroyo. Su padre y su madre la llamaron Violeta, porque el caparazón era más oscura de lo normal, en una tortuga. El caparazón era verde oscuro y las juntas que dibujaban los rombos del caparazón, como en todas las tortugas, eran de color violeta. Violeta vivía con su padre al lado del peñasco donde el arroyo que surcaba el bosque doblaba hacia el sur. En el bosque del arroyo también Vivian allí el señor radillo y su familia; La señora ardilla y sus hijos. Eran conocidos por la preparación del hidromiel que hacían y almacenaban en el viejo ciruelo. Tenían una madriguera, junto a un gran almacén dentro de las raíces del ciruelo. Era un ciruelo grande. Alto casi tanto como el gran roble que era el árbol más grande del bosque del arroyo. En ese roble vivía un gavilán. Era un cazador solitario, que pasaba sus días vigilando el bosque desde allí en el copo del roble. Cuando veía a algún descuidado ratón o a laguna ardilla chica, y ociosa, de inmediato iba tras ella volviéndola su cena. Que decir de los ratoncitos campo; eran a los que peor les iba con el gavilán. También había una familia de mariposas. Muy respetadas por cierto en aquella pequeña sociedad del bosque. Pues con su silencio y continuo aletear espantaban a los leñadores y a los excursionistas. Pero también mantenían a raya a las brujas de los bosques. De modo que las mariposas de los bosques tenían una familia muy numerosa. Habian tres líneas dentro de la familia de y se distinguían de las mariposas azules; se encargaban de los excursionistas. Luego estaban las albicelestes amarillas con visos azules. Estas se encargaban de espantar a los leñadores. Y por último, las más sabias de todas. Las mariposas blancas. Dicen que las mariposas son pequeñas ninfas que cuando son gusanos de seda. Pero luego, una vez son mariposas se trasforman en ádas protectoras de la humanidad. Son y siempre han sido espíritus femeninos. Mujeres, generalmente enfermeras de profesión, casi todas ellas en misiones de la cruz roja internacional. También encarnan en biólogas marinas, maestras de escuelas rurales. Pero las mariposas blancas logran encarnar en mujeres sabias cantadoras de canciones tradicionales en los pueblos recónditos del Choco Colombiano y en las tribus Guayu y Cogui de Colombia. Pasa lo mismo en las zonas selváticas del amazonas brasilero, en los pueblos de África, y en algunas comunidades Mexicanas en la frontera sur. En las islas del océano indico, hasta Madagascar y hasta Australia. Y solo algunas brujas sabias del norte de La Gran Bretaña, y Dinamarca. Esta es una de las razones y quizás la más importante de las mariposas que mantienen alejados a os intrusos y al mal de los lugares hermosos de la tierra, de los santuarios naturales. Ayudan a que la vida se imponga. Volviendo al bosque de Violeta la tortuga se ha rodado la voz: se acerca “ EL GRAN FESTIVAL DE LA HIDROMIEL”. Organizado por las ardillas que tenían una reserva de toneles lista para el tradicional festival de primavera. Habiendo solo esa oportunidad para beber el elixir gratuitamente, fue la ocasión de reunir a la fauna silvestre del bosque, insectos roedores aves anfibios, todos vienen por la hidromiel que se fermenta desde el invierno pasado. Para estos días todos hablan del festival anterior, haciendo sus cábalas para este; corrían de acá para allá especialmente las ardillas. Para el tercer sábado de la primavera ya todos estaban preparados y ese día, muy temprano llegan las ardillas al ciruelo cada una con su vaso especial para recibir su trago de hidromiel de primavera. La zarigüeya era una vagabunda que con su risa pesada ocupó el primer lugar en la fila. Se decía de ella que era el único día del año que ella se bañaba. También era el único día del año en el que era aceptada por el resto de la fauna silvestre del bosque. De repente y sin que nadie la viera llegó Violeta. Fue la última en llegar. Tardó un poco en hacerlo. Todos sabemos que las tortugas hembras tardan mucho en arreglarse y acicalarse antes de cualquier salida. Así es pues que no faltando nadie, ni siquiera las mariposas ni el gavilán; se sirvieron las primeras rondas y arreglaron un tonel en el centro del gran mesón para que todos pudieran disfrutar de la fiesta. Los conejos en su algarabía gastaban sus bromas a todos los invitados. Ya se pasaban de pesados con violeta. El gavilán de inmediato giró su cuello molesto por tanta huachafa. Se dio cuenta de las bromas que le gastaban al viejo tortugo en el pasado el padre de violeta tampoco escapó a los sarcasmos de los conejos del bosque. El viejo tortugo no asistió al jolgorio pues pasaba sus días de retiro meditando en el peñasco del arroyo. El gavilán voló hasta abajo del prado y posándose encima del tonel de donde sacaban la hidromiel. Reclamó su vaso de hidromiel y con gran solemnidad llamó la atención de todos los presentes.- Les propongo – dijo a los conejos- designen un representante. Rápidamente salió saltando el más bromista de todos. El gavilán continuo. _damos comienzo a la carrera de primavera-. Violeta dio un paso al frente. Viendo que este año la carrera era un asunto personal, nadie más se entrometió. Don Gavilán, ave de pocas pulgas, respetado y temido en el bosque, alzo vuelo y fue hasta el copo del Roble, desde donde allí vería a los concursantes. Con su tradicional silbido amenazador marcó la largada de la gran carrera de primavera. El conejo miró a violeta y esta, sin titubear ni mirara de reojo puso su pata izquierda en el suelo lentamente… solo eso… El conejo la miro y luego al resto de los asistentes. Todos ellos en suspenso, rompieron a reír junto con el conejo. La velocidad de violeta no ayudaba mucho a mantener la cordura. Se trataba de una contienda desigual. Y el sopor embriagante del hidromiel ya hacia efecto. Todos ebrios. La zarigüeya se revolcaba en el pasto de la risa, las ardillas reían al mismo tiempo, que traían un nuevo tonel regando y manchando todo a su paso. Caminando en zigzags pasmodicos. Era un desastre tal que hasta las abejas habían desatendido sus paneles en las ramas altas del ciruelo y formaban charcos de miel en el suelo alrededor de la mesa. Qué decir de las mariposas bebiendo a hurtadillas en tropel de estos charcos. Mientras que el mesón se convirtió en la pista de baile de la nueva coreografía del “baile de la tortuga”. El gavilán estaba indignado en realidad pues era una carrera, no una ridiculización de la pequeña violeta. Quien ya estaba a dos metros del ciruelo de partida. Había regresado y nadie lo había notado. El conejo la miro, frunció el ceño, miró al público, soltó el vaso y salió corriendo. Pero tropezó de inmediato con el mesón y cayo. Violeta levantó otra vez, tronco los charcos de miel, espantando una nube de mariposas que alzaron vuelo formando una nube que no le dejó ver hacia adelante y cayó de nuevo. Se levantó una vez más y esta vez corrió desesperado y tropezó de nuevo en las raíces del Roble del arroyo. Violeta estando a un par de pasos aceleró la marcha y toco el árbol. El conejo cayo de nuevo al verse vencido por la lenta y perseverante violeta. Violeta sonrió aliviada, Estaba cansada miró al peñasco y allí encontró que su padre la miraba. Allí estaba él mirándola en silencio se le veía orgulloso en sus gestos. Así pues violeta la pequeña tortuga dio una lección a los vecinos del bosque del arroyo. Lección que se recuerda cada primavera. Mi versión de los hechos Bellcore ENVIA UNA DONACION PARA CONTINUAR GIRANDO EN RELACION CON LA VIDA A LA CUENTA BANCOLOMBIA nª16158610870 (AHORROS) !GRACIAS!